La Cienciología: ¿Lo que faltaba en América Latina?:
La controvertida Cienciología declaró a Colombia como centro de su expansión en Sudamérica al abrir en Bogotá su primera sede nacional. ¿Qué busca y cómo se aclara el éxito de este “psico-grupo”, secta o religión?
«Si quieres hacer dinero, de verdad, funda una religión», esta frase que se le atribuye al extinto escritor de ciencia ficción, Ron Hubbard, fundador de la autodenominada «Iglesia de Cienciología», puede verse plasmada en el portentoso edificio de 8 pisos de 4.500 metros cuadrados, construido para el Centro Cultural de Dianética, como se llama dicho grupo en Colombia que promete «capacitar al hombre para que mejore su destino». En América Latina este grupo está en 11 países.
«Autodenominada» porque en países como Alemania dicha asociación no logró demostrar ante ninguna corte que era una agrupación religiosa, aunque gracias a la libertad de cultos, plasmada en la Ley Fundamental, puede funcionar como asociación.
Es más, Scientology, su nombre original, es vigilada desde hace años por la Agencia Federal de Defensa de la Constitución, «debido a que en los escritos de su fundador se encuentran enseñanzas que atentan contra el orden democrático y en las que, por ejemplo, se insta a sus miembros a crear un poder político que excluya, y sea despojado de sus derechos civiles, a todo el que no pertenezca a Scientology», recuerda Stefan Schlang, director del Centro de Documentación sobre Sectas y Psico-Cultos (IDZ), de Renania del Norte Westfalia.
Buscan libertad, y la pierden
Schlang, científico de teorías religiosas, prefiere hablar de «psico-grupo» cuando se refiere a Cienciología, debido a que su organización no se basa en la adoración de ningún ser celestial sino en técnicas psicológicas que influyen directamente en la psique de las personas que se someten a sus pruebas, tratamientos o seminarios.
«La cienciología promete lo que ellos llaman libertad espiritual, pero lo que en realidad sucede es que sus seguidores pierden justamente la libertad de decidir por sí mismos», advierte Myrna García, presidenta de la Red de Apoyo para Víctimas de Sectas en América Latina y Estados Unidos.
La espiral de endeudamiento
La estrategia de psico-grupos como Cienciología es acoger a personas que buscan la solución de un problema. «Pero a la gente que tiene o cree tener un problema y acude a Cienciología le crean un verdadero problema, psíquico, emocional, social y económico», apunta García, profesional de la salud pública de la Universidad de Puerto Rico.
Myrna García se refiere, entre otros, a la «espiral de endeudamiento en que caen quienes se someten a las técnicas de persuasión coercitiva de Cienciología que amarra a la persona a la organización a través de costosos seminarios que prometen la eliminación de sus presuntas deficiencias». Un círculo vicioso de supeditación y exigencias que terminan, a menudo, con el aislamiento de la persona de su familia, amigos, antiguo entorno, la quiebra económica e incluso con su suicidio.
Así, muchos pasan de sentirse «elegidos» a sentirse «perseguidos» por Scientology porque la organización reclama con insistencia el pago de las altas deudas que pueden acumular quienes toman sus cursos, coinciden Schlang y García. Para sustentar toda su estrategia Cienciología usa todo un arsenal de términos artificiales como auditing o clearing, por ejemplo.
¿Su fracaso es nuestro éxito?
¿Por qué, a pesar de los riesgos que representa el acceso a un psico-grupo como Cienciología, sigue habiendo gente que se deja cautivar? «La premisa del auto-perfeccionamiento que predica Cienciología corresponde a la postura reinante en las sociedades modernas que exigen el éxito individual», acota Schlang y concluye que «la promesa de Cienciología de que el individuo puede ser cada vez más eficaz es atendida por quienes buscan ese éxito, medido en riquezas materiales”.
«La simple lógica es, al fin y al cabo, la que nos permite ver si un grupo es bueno o malo», recuerda Myrna García y concluye que «si una organización es sana no induce a sus miembros a romper con sus seres queridos», y recalca que «si una organización es sana debe estar interesada en el éxito de sus miembros, no en el de la organización».
Por lo pronto, el éxito que se registra es el del mercado de los psico-grupos que se cuenta en miles de millones. Nadie en Alemania ni en Colombia tiene una cifra confiable de sus ganancias, debido a la difusa naturaleza del sector.
Lo que sí podría aclarar el interés de Cienciología de llamarse «Iglesia» es que con este sello, en países como Colombia no tiene que pagar impuestos. Así, el éxito en dinero de las «Iglesias» no se ve reflejado en bienestar social pagado con sus impuestos, sino en deslumbrantes palacios de acero y cristal, como el recientemente abierto por Cienciología en Bogotá y el de centenares de sectas «cristianas» por toda América Latina. Un Dios llamado dinero.
INFORME DW