MUNDO – El PT – Partido político brasileño encarnado por Lula da Silva y la hoy presidenta Rouseff – reclamó a la Justicia que anule el proceso de destitución por entender que los líderes de los partidos opositores, quienes son sospechosos en casos de corrupción, ejercieron presión sobre sus legisladores para obligarlos a abrir el camino del impeachment.
El calvario político de Rousseff comenzó a principios de diciembre de 2015 de la mano del entonces titular de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, a quien el Tribunal Supremo brasileño, en una decisión inédita adoptada por unanimidad el viernes, ordenó separar del cargo por las múltiples acusaciones decorrupción que hay en su contra.
En la sesión del 17 de abril una mayoría de diputados (367 contra 146) aprobó el procedimiento de destitución contra la presidenta, acusada por la oposición de maquillar las cuentas públicas en 2014, año de su reelección. Luego, la comisión de impeachment del Senado recomendó el viernes al plenario que someta a un juicio de destitución a Rousseff, decisión que la suspendería transitoriamente de su mandato.
El pleno de 81 senadores deberá votar el miércoles si acepta o rechaza ese parecer, que no es vinculante, pero marca el último paso formal antes de la decisión de someter a Rousseff a un juicio político y apartarla del poder por hasta 180 días mientras se tramita el proceso y llega la sentencia definitiva.