Con gesto agotado y emocionado, el rostro del mandatario quedó de inmediato oculto por la cantidad de collares de flores y bufandas artesanales que le fueron colgando las personas que lo esperaban en el aeropuerto altiplánico, a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar.
Morales fue recibido a pie de escalerilla por su vicepresidente, Álvaro García Linera, y por el jefe del Estado Mayor, Edwin de la Fuente.
Morales, que regresaba de Moscú tras participar en una reunión de países productores de gas, permaneció varado en el aeropuerto de Viena después de que Portugal, Francia e Italia le impidieran aterrizar o sobrevolar sus territorios, en una situación que el Gobierno boliviano ha calificado de «secuestro».
Los países europeos actuaron bajo sospecha de que el avión presidencial boliviano pudiera transportar a Snowden, buscado por Estados Unidos.
Finalmente el presidente pudo abandonar Viena con un plan de viaje que incluyó escalas técnicas para repostar en las españolas Islas Canarias y en la ciudad brasileña de Fortaleza, desde donde voló a La Paz. (EFE)