Nacional una vez más fue protagonista de una noche, una madrugada inesperada, como tantas veces le han regalado los equipos uruguayos a nuestro fútbol.
Luego de un primer tiempo que a más de uno hacia presagiar la continuidad de un momento confuso en cuanto a generación de fútbol, armado de grupo «e ainda mais», Nacional dió un giro total en los segundos 45 minutos que pueden marcar de aquí en más un salto hacia la confianza, la autoestima y la recuperación en cuanto a volver a creer en un plantel que se conformó para lograr cosas importantes, lo cual y sin lugar a dudas el tiempo lo dirá.
Cuando los tricolores se retiraron del terreno de juego al terminó de los primeros 45 minutos, en sus hogares tal vez muchos también se retiraron a descansar pensando que la historia estaba concluida. Pero cuando juega un equipo uruguayo, la película no termina, salvo maten al protagonista, y en este caso el gran protagonista estaba determinado que fuera Nacional.
Con un segundo tiempo espectacular, con cambios que fueron fundamentales, claves, como el ingreso del juvenil De Pena, gravitante, junto con Arismendi, con el despertar de V. Sanchez la calidad de Albin, la solvencia en el fondo de Cortez y la presencia siempre goleadora de Alonso, el tricolor dió vuelta un partido con una escalada futbolística en su volumen de juego que sorprendió a propios y extraños por como venía la mano.
Con este resultado conseguido con dos goles de «Carucha» Sanchez y uno de Ivan Alonso el conjunto del «Chavo» Diaz se posiciona primero en su grupo y salda en parte la deuda que quedó con la perdida de aquellos dos puntos como local ante el Barcelona ecuatoriano.
Un resultado y un segundo tiempo que sin lugar a dudas le trae oxigeno y potencia al equipo albo, para mirar el futuro con otra cara, trabajar con tranquilidad y seguir buscando el colectivo que si encuentra la respuesta de los segundos 45 ante el Toluca, hará de los tricolores un adversario temeroso para cualquier equipo.
Formidable victoria en la noche mexicana que hará que el amanecer del 20 de febrero, le brinde a los hinchas bolsilludos la dicha de cambiar la tristeza con las que algunos habían recostado sus cabezas en la almohada, por una sonrisa de «Carucha» a «Carucha».