La escuela, el barrio, la vida, la oficina, el mostrador, «la Universidad de la Calle», te cruza, te pone «profesores» avezados muchas veces, con la experiencia, el roce, el sube y baja que tiene este peregrinar por la tierra, que enseñan desde » el pie», desde el sentido común desde lo vivido.
No fuimos amigos ,simplemente conocidos, -coincidentes en alguna tertulia- un colega también, preciso, observador, con la sabiduría «del vestuario», la de aquel que al «semblantear un rostro » te cantaba la jugada exacta, para desequilibrar.
Partió, adelantándose, en el camino, el Quique Godoy, un salteño de ley -tal cual Suárez, Cavani y otros-, sin tanta fama, pero con un corazón inmenso; manya… se fue goleando.
Seguro, a gritar algún gol, acodado al mostrador con alguna barra amiga.